Domingo, ¿sustituto del sábado del mandamiento número cuatro?
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- Escrito por Jonathan D'Oleo Puig
Lo que Israel obtuvo cuando recibió la ley fue, si se quiere, un mapa que indicaba el camino al más grande de los tesoros (perfecta comunión con Dios). Sin embargo, siendo ese camino completamente santo, ningún hombre tenía los recursos para caminarlo debido a que el pecado nos había dejado a todos totalmente lisiados. En ese sentido, el cuarto mandamiento es una señal que apunta a la sustancia con y en la cual el hombre experimentaría el perfecto descanso. Esto no en base a obrar según la ley pues para ese particular no tenemos los recursos en nuestro haber. Sino en base a la gracia inmerecida que nos otorgó el Autor de vida cuando se entregó como oveja al matadero en aquel momento cuando clavó todas nuestras culpas en el madero. En ese momento, cuando Cristo - la sustancia - consumó el sacrificio, la ley ceremonial, eso es la señal, quedó derogada; en ese momento el velo del templo se rasgó en dos, dándonos franco acceso al trono de la gracia donde podemos disfrutar del perfecto descanso, en perfecta comunión con Dios Padre, sobre la base de la justicia de Cristo que en nosotros fue imputada.