A los expertos en materia inmobiliaria les gusta decir que las tres cosas más importantes a la hora de comprar una propiedad son locación, locación, locación. Algo similar se podría decir en lo que atañe al proceso de llevar una idea a la acción. Si nos ubicamos en el lugar idóneo, en el tiempo preciso y con la preparación adecuada para realizar tal o cual oficio entonces lograremos materializar la meta que tenemos aposentada entre nuestras orejas. La ausencia de uno de estos tres factores contrarresta significativamente nuestra habilidad de desempeñarnos extraordinariamente en la carrera por materializar las ideas que hilvanamos en nuestra cabeza.
Los factores fundamentales que debemos evaluar a la hora de trazarnos metas logrables son los de tiempo y capital. En lo que respecta al tiempo, en principio, siempre tendremos menos. Las manecillas del reloj son imparables, las temporadas vienen y van, el sol sale y se pone y el tiempo implacable así se impone. Mientras más tiempo pasa, menos margen nos queda para materializar nuestras metas. Esto, a pesar de sonar un algo fatalista, nos crea un grado de conciencia que nos lleva a tomar decisiones sistemáticas y estratégicas en torno a la selección, gestión y administración de nuestras tareas.
Conscientes de que hoy es el día de nuestras vidas en el que gozamos de más tiempo para realizar nuestros proyectos, no malgastaremos esfuerzos en cosas vanas que no inciden positivamente en la dinámica de materializar la visión que tenemos dibujada en nuestra mente y corazón. Al leer esto quizás dirás “pero hoy no parece el día en que más tiempo tengo para realizar mis sueños”.
Y es cierto. Si eres como la mayoría de las personas, es muy probable que estés hasta las narices con compromisos en el ámbito profesional, familiar, empresarial y/o social. Compromisos que te mantienen ocupado, pero no necesariamente enfocado en aquello que podrías lograr si administraras tu tiempo en función del aprovechamiento óptimo de tu talento en vez de utilizarlo simplemente para buscar el sustento de una vida donde tus sueños y potencial se quedan marginados y tristemente sub-utilizados.
Allí están - tu talento y tu potencial - donde no les pones caso pues tu mirada está puesta en la urgencia que te presenta el sistema. Sistema que eventualmente te desecha cuando de ti no puede extraer más fuerzas. Y lamentablemente es ahí, cuando ya el sistema no te pone caso, que te das cuenta de la brevedad de tu mortal existencia, de que mañana habrá menos tiempo y hoy es el día en el que gozas de más tiempo por el resto de tu vida. Así es, nunca antes en la historia de tu vida ha sido más tarde que este día. Mañana, con el favor de Dios, será otro día, pero tendrás menos tiempo que hoy para realizar esfuerzos en pro de la realización de las metas con las cuales sueñas.
Por tanto, lo que te quiero decir a través de estas líneas es que aproveches este momento, cada aliento, cada ápice de talento para realizar aquel proyecto que tienes albergado en tu cerebro y en lo blando que esconde el pecho. Que cada hecho de tus manos sea de provecho y que cuando te toque postrarte en el lecho puedas decir con cero despechos “ya todo está hecho y ahora entro en el descanso del Eterno”.