El ascenso al poder de Donald Trump se ha constituido en un fenómeno disruptivo en la dinámica geopolítica a nivel mundial. Importantes actores tanto en el plano político como empresarial se encuentran desprovistos de un libreto que por lo menos les permita salir ilesos del inminente encuentro que tendrán con el nuevo Presidente de la nación más influyente. Esto se debe, evidentemente, a la cosmovisión no convencional del susodicho quien amenaza con cambiar radicalmente el modus operandi de Estados Unidos en lo que respecta a sus socios internacionales en cuestiones comerciales, militares, diplomáticas y sociales.
Considerando el escollo estratégico-relacional que ha provocado la incursión política de Trump en el plano global, a continuación esbozo una serie de principios que nos ayudarán a presentar favorablemente nuestra posición como región Latinoamericana ante el socio sui géneris que tenemos en la Casa Blanca.
1. Para empezar, hablemos su propio idioma: el de los negocios. A medida que lo hacemos mantengámonos al margen de la crueldad que define su identidad. En cambio, seamos dulces como la miel y no amargos como la hiel. Así es, dejemos destilar nuestra miel dejándole saber, tácitamente, con una sonrisa a flor de piel que tenemos un aguijón listo para entrar en acción. Esto para defender los intereses de ambos como socios que hacen negocios con un horizonte de tiempo de carácter perpetuo.
2. Abordemos la experiencia de negociar como un proceso y no como un mero evento. Es sabido que cuando se trata de grandes proyectos la negociación no es una simple transacción. La dinámica conlleva librar una serie de batallas. Unas las perderemos. Otras las ganaremos. Al final, la guerra la gana aquel que se aferra a aquello que el dinero no puede comprar y la muerte no se puede llevar.
3. Segmentemos la negociación de modo que no sea una cuestión de todo o nada. Consideremos que las partes individuales que conforman el todo tienen diferentes utilidades. Por ejemplo, cuando se tiene mucha hambre, la primera tajada de pizza representa una mayor utilidad que la segunda tajada, la segunda una mayor utilidad que la tercera y así sucesivamente. Dicho esto, démosle prioridad a las primeras tajadas. En ocasiones, de hecho, merece la pena renunciar a las últimas cuatro tajadas para obtener las primeras cuatro.
4. Traguémonos nuestro orgullo, pero defendamos lo nuestro sin admitir chanchullos. En otras palabras, seamos flexibles como el bambú y fuertes como el acero. Flexibles en cuanto al orden de los factores, pero exigentes en torno a la calidad e idoneidad del resultado final.
5. Comuniquemos lo que conocemos con grado de experticia pues si hablamos de lo que desconocemos terminaremos dando coces contra aguijones, recibiendo los Trumpones del tutumpote que no coge cortes ni rebotes. En otras palabras, presentemos argumentos elaborados sobre la base del conocimiento y la investigación al margen de la improvisación y la pretensión.
6. Seamos proactivos, no reactivos. No respondamos a las provocaciones que son, en esencia, meras distracciones diseñadas para drenar nuestras fuerzas y debilitar nuestra estrategia. Por ende, en nuestros corazones y mentes, silenciemos el ruido y enfoquémonos en la señal. Conduzcámonos en función del fin de la negociación que es producir un resultado ganar-ganar con la esperanza de en el futuro volver a negociar.
7. Presentemos nuestra posición mancomunadamente, no individualmente. Cuando uno se desbanda de la manada es cuando el león ataca. Por lo tanto, mantengámonos conectados al cuerpo que nos permite a cada uno especializarnos en el desempeño de nuestra mejor función. Pues es trabajando en sintonía con el conjunto de órganos que los riñones pueden jugar su rol en óptima condición. Dicho de otra forma, separado del cuerpo somos cual rama del tronco desprendida. Integrado a él daremos y engendraremos valor para cada nación en particular y para toda la región en sentido general.
8. Peleemos frontalmente solo las batallas que podamos ganar. Las demás abordémoslas periféricamente, avanzando nuestra causa como aquel que hace una venta cruzada. En ese espíritu, elijamos nuestros escenarios no operando abiertamente en medios donde el más fuerte se sienta compelido a demostrar el poder de su fuerza para que le teman y le rindan deferencia.
9. Definamos nuestro margen de negociación con suficiente antelación dentro del marco de lo razonable. Hagámoslo considerando no solo el costo del bien, sino también el valor que el mismo representa.
10. Seamos implacables en el arte y ciencia de ser amables y al final saldremos triunfantes de nuestra pelea con el gigante. Acordémonos que ser amable no implica ser cobarde. Tampoco significa adular para las orejas endulzar y al corazón engatusar. Ser amable es realmente responder a las necesidades, capacidades y aspiraciones de las partes con una buena actitud que anteponga la verdad a la comodidad y el amor al prójimo al beneficio propio.
11. Negociemos desde una posición de fortaleza. No con hambre, ignorancia y pereza. Pues así como el hambre nubla la capacidad de pensar, la precariedad material, creativa e intelectual compromete la capacidad de negociar.
Estos principios han de fungir cual mapa para ayudarnos a navegar el territorio. Como el mapa no representa fidedignamente la realidad multidimensional y dinámica del territorio en sí, precisamos líderes con suficiente agudeza intelectual y emocional para tomar decisiones y estructurar soluciones ante situaciones inéditas e inesperadas.
La realidad es que operamos en un contexto volátil donde no nos podemos dejar valer de ideólogos e inexpertos. Y si la tendencia de Estados Unidos y Europa Occidental es aislarse a nivel nacional, la nuestra en Latinoamérica debe ser cohesionarnos estratégicamente a nivel regional para avanzar posiciones sólidas y unificadas en el terreno de juego internacional. En ese sentido, aspiro a que las recomendaciones antes enunciadas sean, por lo menos, unas cuantas de las muchas puntadas que necesita la tela Latinoamericana para ser enmendada y declarada libre de los agujeros causados por la multitud de desafueros de los pseudo líderes que gobiernan a nuestros pueblos. Líderes que dividen para ellos vencer, en vez de unir para a todos enriquecer.
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