
¿Qué tienen que ver la preferencia por bebés masculinos, el machismo y el feminismo con la denominada cultura de muerte? En lo que respecta a lo primero, en la India, China y Pakistán su práctica ha resultado en cosas como el aborto selectivo donde la decisión de “interrumpir” el embarazo estriba en el sexo del bebé en el vientre. Dado que las culturas de estos países valoran más al hombre que a la mujer, matrimonios practican el aborto selectivo de manera significativa decidiendo terminar el embarazo si la criatura es de sexo femenino y proseguirlo si es de sexo masculino. Con el pasar de los años esta práctica ha dado lugar a una gran crisis de lo que el premio Nobel de economía Amartya Sen describe como “mujeres desaparecidas”. Estudiando las desproporciones marcadas en la población de hombres y mujeres, Sen calculó el número de mujeres que no están vivas gracias al aborto selectivo en China. Sus cálculos revelan que en dicho país el número de mujeres está un 11% por debajo de donde debería estar. Aplicando ese cálculo a datos estadísticos de otros países se estima que la cantidad de “mujeres desaparecidas” para los años 1990 a nivel mundial superaba los 100 millones. Hoy día es posible que superen los 150 millones. Eso equivale a más que todas las muertes del siglo XX causadas por hambruna.
La gran desproporción puntualizada por el economista Amartya Sen se traduce en un déficit de esposas en el mercado conyugal. De hecho, a partir del estudio titulado “Las consecuencias de la preferencia masculina en una sociedad con baja fertilidad” los académicos Chai Bin Park y Nam-Hoon Cho aseveran que el déficit de mujeres ha sido la causa de un incremento de la migración del campo a la ciudad así como de matrimonios interculturales. Tales matrimonios suceden entre hombres nativos de países con un alto déficit de mujeres como Taiwan y Corea del Sur con mujeres nativas de países donde el déficit es menor o inexistente. Por otro lado, este déficit de mujeres a nivel mundial emparejado con la baja tasa de fertilidad que predomina en muchas regiones fomentan la pornografía y crímenes como violación y acoso sexual según Jodie Ullman, doctora en psicología y profesora en la Universidad Estatal de California en San Bernardino.
En lo que respecta al machismo y sus contribuciones a la cultura de muerte comencemos por mencionar la violencia doméstica que el mismo trae como resultado; violencia que en el peor de los casos termina en el asesinato de la fémina y el suicidio del feminicida. Ahí no solo se perpetra la muerte, sino que también se mitiga el medio a través del cual se multiplica la vida humana al tiempo que se compromete el desarrollo de vidas saludables en el caso de los niños que quedan huérfanos como consecuencia de una tragedia de esa naturaleza. El machismo también afecta la integridad tanto del hombre como la de la mujer como de los niños en el sentido que la ideología machista fomenta el comportamiento promiscuo del hombre cosa que lo pone en mayor riesgo de divorcio, abandono de la mujer o las mujeres y sus hijos, contracción y propagación de enfermedades venéreas, entre otras cosas. Todo esto fortalece el patrón de pobreza que afecta las regiones donde este tipo de ideología predomina. Regiones como África y Latinoamérica donde se celebra la cultura del macho que deja gran parte de su salario en la calle comprando tragos, apostando en la banca y acostándose con fulana y con mengana.
Por último el feminismo en contubernio con los factores antes descritos también le agrega fuerza a la cultura de muerte alimentando el ego de las mujeres cual lo hace el machismo. Países donde el secularismo y el feminismo se han cuasi institucionalizado muestran una tasa de fertilidad peligrosamente baja acompañada de un número de abortos por año alarmantemente alto. Algunas mujeres en esos lares a veces consideran erradamente profesión y familia como cosas mutuamente excluyentes. Para ellas el matrimonio no es precondición para tener con el hombre una íntima relación. A veces en esa dinámica, en medio de la premura o embriaguez del momento, se les olvida el profiláctico, salen embarazadas y el “problema” lo resuelven con una visita a la clínica abortista. Así matan al “tejido” propiamente concebido y al día siguiente se van a la plaza del frente a protestar en pro de la protección de animales y el medio ambiente. Argumenta la ideología feminista que quedarse en casa criando vástagos equivale a una vida vacía y sin valía para la mujer. Entonces hoy en día las madres son madres a tiempo parcial y profesionales a tiempo total. Los vástagos los crían la televisión, el vídeo juego en tercera dimensión y la nana que trabaja cual soldado mercenario no necesariamente porque le duela la patria, sino porque le pagan.
Para ilustrar el problema que causa ideologías como esta consideremos la tasa de fertilidad en Estados Unidos que se encuentra actualmente en 1.9 hijos por mujer con tendencia a decrecer. De acuerdo a un artículo publicado por la revista Forbes en el año 2012, esta cifra está por debajo de la tasa de reemplazo en Estados Unidos que es 2.1 niños por mujer. El cuadro en la Unión Europea es aún más preocupante con una tasa de fertilidad de 1.3 hijos por mujer. Cabe señalar que la tasa de reemplazo se refiere al promedio de hijos que cada mujer debe tener para mantener el nivel de la población de determinada demografía. Dado que en potencias como las antes mencionadas las mujeres procrean en promedio menos hijos que lo que indica la tasa de reemplazo, esas naciones están al borde o ya, en efecto, han entrado en una crisis demográfica que a su vez afecta negativamente su panorama económico. Con tasas de fertilidad a esos niveles estas regiones del mundo no podrán financiar los compromisos económicos y sociales con la población pensionada ya que a ese ritmo de crecimiento demográfico la relación entre personas pensionadas y personas trabajando será cada vez menor. Actualmente en Estados Unidos hay unas 4 personas trabajando por persona retirada de la fuerza laboral. Según la Administración del Seguro Social de esa nación, para que el sistema no se vaya a la quiebra el mínimo de personas que deben estar trabajando por persona retirada es 3. Si las cosas siguen como van, para el año 2025 ese número estará por debajo de 3 y el sistema como tal colapsará defraudando así su compromiso con cientos de millones de ciudadanos estadounidenses.
Mientras los países más desarrollados económicamente enfrentan este problema con la tasa de fertilidad muchos de los países en vías de desarrollo están aumentando en número con tasas de fertilidad por encima de 2. Entonces la solución al problema demográfico de los países desarrollados es promover la inmigración de personas de países en vías de desarrollo, ¿no? En principio, en términos técnicos lo predicho sí podría ser una solución al problema. Sin embargo la realidad actual de la dinámica migratoria hacia Estados Unidos y Europa nos compele a tomar en consideración otros factores. En Europa, por ejemplo, la tasa de fertilidad de la población musulmana supera a la de la población europea por 0.7%. De esa manera los musulmanes ayudan inequívocamente a compensar el déficit de la región en términos demográficos. Mas, por otro lado, esa misma población musulmana hace uso desproporcionado de los programas de asistencia social de los diferentes países de Europa. En Dinamarca, por ejemplo, 40% de las ayudas sociales van destinadas a los musulmanes que en total comprenden un 5% de la población de ese país. En Suecia comprenden un 15% de la población total y demandan anualmente unos 14 mil millones de dólares anuales en asistencia social.
Se podría argumentar que esa es una inversión que hacen los países europeos para estabilizar sus niveles poblacionales a medida que grupos minoritarios asimilan la cultura general y se insertan en la sociedad como tal. Lamentablemente en el caso de los musulmanes la asimilación no es la regla. Todo lo contrario, un segmento importante de este grupo minoritario considera la cultura general en occidente como anatema a sus principios. Consecuentemente no solo se mantienen al margen de la misma, sino que también buscan destruirla y reemplazarla con un régimen global que ejecute el sistema de ley islámica denominado Shariah. Esto lo buscan lograr, en parte, a través de ataques terroristas como los de septiembre 11 de 2001, los ataques de Madrid en 2004, los de Londres en 2005 y los más recientes en Bruselas, Paris, Niza, Berlín y Estambul. Evitar, controlar y contener las fuerzas radicales islámicas se dificulta en el marco de la ola migratoria que se ha desatado como resultado de la crisis humanitaria en Siria. Aprovechando el desplazamiento de millones de personas de Siria a Europa Occidental, correligionarios de células terroristas como Estado Islámico (EI) y Al Qaeda se han infiltrado entre en los grupos de refugiados sirios para incursionar en lo que ellos consideran territorio enemigo y llevar a cabo sus ataques sangrientos e indiscriminados.
Este problema también afecta a los Estados Unidos de Norteamérica con el atenuante de que el flujo de musulmanes a ese país es mucho menor que a Europa por razones geográficas. No obstante el predicamento europeo es el predicamento estadounidense por el vínculo cultural, comercial y político que existe entre esos dos polos. Casi todos los ciudadanos europeos pueden viajar a Estados Unidos sin necesidad de obtener una visa y viceversa. Esto incrementa la vulnerabilidad del sistema de seguridad de Estados Unidos ya que en Europa hay una cantidad considerable de musulmanes radicales que tienen ciudadanía de países europeos exentos de visa para viajar a EEUU. Así como radicales musulmanes aprovechan la crisis humanitaria de los refugiados sirios para penetrar Europa, pueden tomar ventaja de la porosa situación en la frontera entre México y Estados Unidos a través de la cual cientos de miles de personas cruzan ilegalmente año tras año, la gran mayoría para hacer el bien, pero unos pocos para hacer daño. Mas aún en el caso de los bienintencionados hay que reconocer que lo hacen ilegalmente y la buena acción o intención no justifica la mala acción de la ilegal inmigración.
Hoy por hoy en Estados Unidos hay más de 11 millones de inmigrantes que residen en el país ilegalmente. De los inmigrantes legales un 49% hizo uso de servicios de asistencia social como cupones de comida, Medicaid y programas habitacionales en el año 2012. Solo un 30% de los nativos estadounidenses hicieron uso de esos programas durante ese mismo periodo fiscal. Aquellos inmigrantes legales con menos educación son los que hacen el mayor uso de los programas de asistencia social. Considerando que la gran mayoría de los 11 millones de inmigrantes ilegales tienen un bajo nivel de educación académica, se pronostica que una eventual regularización de su estatus migratorio significará un incremento sustancial en el gasto social. Cabe señalar, empero, que a diferencia de los musulmanes de Europa, los hispanos, que son actualmente la minoría más grande en Estados Unidos, no representan un riesgo terrorista y tienden a asimilar exitosamente la cultural general. Es preciso señalar, sin embargo, que algunos inmigrantes ilegales cometen delitos graves y menos graves que afectan la integridad física y calidad de vida del inmigrante legal y el nativo estadounidense.
Volviendo a la tesis central de este escrito, vivir y emprender en una era como la nuestra puede constituirse en una dinámica compleja tanto por factores endógenos como exógenos, profesionales como familiares, técnicos como éticos. Para simplificarla lo más posible tenemos que entender, nutrir y proteger nuestra mente, la unidad central de procesamiento que gobierna el modo y la manera en que tomamos decisiones. La ideología predominante entre nuestras orejas será el sistema operativo que nos guiará a medida que vivimos nuestras vidas. Observaciones reiteradas confirman que el sistema operativo que tenemos integrado en nuestra mente viene con un virus de fábrica. Ese virus equivale a los vicios que se manifiestan en la naturaleza egocéntrica, mentirosa, jactanciosa e inescrupulosa del ser humano. Coexistiendo con esas tendencias viciosas está nuestra naturaleza virtuosa. La conciencia, la noción moral del bien y del mal, nuestra capacidad de amar y ser amado, y el impulso que tenemos de ayudar y de servir sin pedir nada a cambio.
En la guerra entre los vicios y las virtudes triunfará el que reciba mayor atención, alimentación y remuneración. Lamentablemente el ecosistema societario que enmarca la vida del ser humano tiende a favorecer el vicio sobre la virtud. Esto lo hace muchas veces con gran artificio y astucia con mentiras disfrazadas de verdades que no es otra cosa que el vicio ataviado de virtud. El aborto, por ejemplo, es algo que proviene del carácter inescrupuloso y egocéntrico de nuestra naturaleza y ha sido legalizado en algunos países en nombre de virtudes irrefutables como la libertad y la igualdad. Lo mismo con el feminismo y la normalización de relaciones contra natura. En el caso de la política de un solo hijo por pareja, fue ejecutada en nombre de algo técnico y anti-ético para regular el crecimiento poblacional en la República Popular de China. El machismo, por su parte, es promovido de manera entretenida y sutil en la lírica y vídeos de artistas de géneros populares como rap, hip-hop, urbana y reggaetón .
A medida que todos estos vicios se normalizan, la sociedad, anestesiada por el contenido de los medios que la saturan con vano y pagano entretenimiento, pierde de vista los principios y las virtudes. Si enantes los medios promovían los vicios con insinuaciones, ahora lo hacen de manera explícita sin tener que dar explicaciones pues el vicio ha sido regularizado por las instituciones que se suponen velen por el mejor interés de la gente, pero que desgraciadamente a final de cuentas hacen lo que les genere las mayores rentas. Es por eso que las licorerías, casinos y tabacaleras operan con tanta visibilidad, de manera abierta y regular. Simple y llanamente porque generan grandes sumas para el fisco que es un fiasco malversando los recursos del erario. La lucrativa industria del vicio enmascara el daño causado a la sociedad auspiciando campañas humanitarias, culturales y medio ambientales en nombre de una supuesta responsabilidad social que en muchos casos la hacen para reducir la tarifa fiscal y como parte de una estrategia de publicidad. Dudo que las lleven a cabo fruto de un compromiso genuino con la sociedad. Pues cómo puede ser genuino el bien artesanal del que hace el mal a nivel industrial.
El gobierno, por su lado, cobra el dinero del vicio y se lava las manos ante el daño causado a la población por la venta del licor y las apuestas de banca y lotería que prosperan a costas de la miseria material y espiritual del pueblo en sentido general. No hay voz en el gobierno que proteste. El político se queda calladito contando sus pesitos mientras el pueblo pobrecito sigue gastando sus chelitos en los traguitos y en la loto que promete el premio gordo succionando lo poco que contienen los bolsillos más escuálidos para aumentar los tesoros de los más acaudalados.
En síntesis, de poco vale el progreso técnico, tecnológico, político y económico si se usa para multiplicar lo malo disfrazándolo de bueno mientras lo ético es considerado como un obstáculo para emprender dicho progreso. Es preciso entonces que la actual generación y la que viene subiendo ponga su cerebro y su corazón por encima de la escoria que le venden los medios. Esto se logra poniéndole al cerebro los propulsores y motores de la moralidad y el conocimiento que establece la integridad entre los fines, los medios, el yo interno y el Padre nuestro que está en los cielos. Equipados con ese poder podremos despegar del fondo del mar de datos crudos que nos ahoga y salir a la superficie para respirar del aire puro de la verdad que alimenta el alma y el entendimiento, fortaleciendo así el sistema operativo que llevamos dentro de modo que podamos contener y controlar el virus de fábrica que alberga nuestro cuerpo de carne y de hueso, y que experimenta nuestro espíritu formado por el aliento del que creó la tierra y el universo.