Jonathan D'Oleo

El emprendedor debe ser conocedor de las mejores prácticas de diseño, producción, distribución y comercialización del producto o servicio que quiere ofrecer. Del mismo modo debe tener contacto con el actual y potencial cliente, familiarizarse con aquello que lo mueve a tal punto que identifique lo que necesita aún antes de que el cliente se dé cuenta por su propia cuenta. El emprendedor inteligente debe estar consciente y ser un agente de las tendencias científicas, culturales, tecnológicas, filosóficas y/o políticas de su época de manera que su emprendimiento individual pueda agregarle valor al contexto general en el cual opera no solamente a nivel local, sino también a nivel internacional.

Con lo antes dicho podemos apreciar que son muchos los poquitos que el emprendedor tiene que emplear para su emprendimiento exitosamente materializar. Por eso es preciso que el empresario arme un equipo que le permita enfocarse en su oficio de lograr el resultado deseado sin incurrir en los desperdicios que surgen cuando el individuo abarca mucho, aprieta poco y al final se le suelta todo. Un liderazgo visionario es fundamentalmente necesario para ejecutar este tipo de trabajo mancomunado. Por lo tanto el emprendedor debe formarse en la ciencia y arte de servir y dirigir de forma tal que todos los miembros del equipo estén motivados y propiamente enfocados en aprovechar al máximo su potencial en el contexto de las fortalezas y debilidades de los demás miembros de la orquesta empresarial.

Son pocas las veces que esta forma de pensar e interactuar se desarrolla de manera natural. Muchas veces las realidades circunstanciales en que vivimos obstaculizan el desarrollo de nuestra creatividad. Por eso nos toca ser intencionales en embarcar en la dinámica de romper las barreras mentales que nos dicen que no existen alternativas a cómo trabajamos y qué consumimos en el día a día. Al pensar en esta realidad me acuerdo de un momento cuando me encontraba comprando alimentos en un supermercado del Sur de la Florida y observaba como una señora cubana decidía qué aceite de oliva comprar. Al notar que la estaba observando me miró y dijo “Oye chico es un problema este sistema del capitalismo. Te provee tantas opciones que no sabes qué criterio emplear para decidir que comprar o no comprar”. 

La señora se había acostumbrado en su país natal a aceptar la ración de comida que le asignaba el gobierno central. Esa ración fue fija en cantidad y contenido por un periodo significativo de su vida. Ahora se encontraba en los Estados Unidos de Norteamérica ante una plétora de alternativas y con suficiente dinero en su cartera para comprar lo que su corazón deseara. Y si no tuviese el dinero en el momento de la compra eso no sería problema. Usaría la poderosa tarjeta de crédito para consumir, reír y añadirle sazón a su existir. Ahora, ojo con esto amigo lector y emprendedor, pues si bien usar el plástico no duele en el momento, su uso desmesurado y excesivo puede constituirse en el hábito más destructivo de tu potencial creativo en la gesta de emprender y tus sueños realidad hacer. Así que ponle riendas al consumismo y al inmediatismo que surgen como resultado no deseado del capitalismo. En otras palabras, modula responsablemente el uso de las alternativas que te da el sistema de compras a crédito no sea que a fin de cuentas tu única alternativa sea la quiebra.

Por otro lado mantente conectado con la gente y las fuentes de conocimiento en el área de emprendimiento que te permitirán mejorar tu comunidad diseñando  y comercializando alternativas de mejor y mayor calidad que los productos y servicios que existen en la actualidad. Muchas dirán “para qué más alternativas si ya la gente está contenta con lo que el mercado ofrece”. Si miramos de cerca, más allá de lo que nos revela nuestra vista de ojos, identificaremos los muchos poquitos que se pueden mejorar para impactar positivamente el bienestar de nuestra sociedad. Una vez identifiquemos ese poquito que genera lo muchísimo lo debemos cultivar y darlo a probar pues así y solo así es que la gente lo comenzará a valorar, a comprar y a sus amigos recomendar. Es aquí donde debemos aplicar el axioma “probando es que se sabe” considerando concomitantemente la tesis salomónica que establece que “para aquel que no ha probado la miel todo lo amargo le sabe dulce”. Entonces deja que los muchos poquitos de miel destilen de tu panal y que tu aguijón pique al que te quiera amedrentar . . . no para dañarlo, sino para simplemente neutralizarlo. Abrazo! 

Cala CNN

Jonathan habla de finanzas con Ismael Cala en CNN.

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Jonathan D'Oleo analiza contexto político-económico dominicano en Telemundo junto a la reportera Alejandra Molina.

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