Incrementar nuestra capacidad de razonamiento, discernimiento, desempeño, creatividad y emprendimiento implica entrenamiento. El entrenamiento, a su vez, conlleva el establecimiento de rutinas diseñadas de acuerdo a las necesidades, capacidades y aspiraciones de la persona. Por ejemplo, si necesitas mejorar tu habilidad de comunicar con el fin de ocupar un rol de liderazgo en el mediano plazo es preciso desarrolles un plan de entrenamiento que haga uso de tus talentos y te posicione para el éxito dentro de un marco de tiempo prudente.
Para ilustrar esta tesis plateemos un caso en el cual el entrenamiento se considera exitoso si el individuo que se somete a él mejora su capacidad de expresarme en público y al hacerlo incrementa su influencia sobre los demás lo que eventualmente le permite tomar posesión del rol de liderazgo en el corto, mediano o largo plazo.
Digamos que el individuo a ser entrenado se llama Pablo y posee un talento natural para jugar fútbol. Jugó para los equipos de su escuela preparatoria y universidad. Ahora es profesional en el sector de servicios financieros y juega fútbol como pasatiempo los fines de semana en un club de su comunidad.
Dada su experiencia y pasión por el juego, Pablo puede fácilmente utilizar las dinámicas del mismo para comunicar ideas y a través de ellas influir a decenas, centenas y hasta miles de sus pares, superiores, súbditos y particulares dentro y fuera de su industria. ¿Cómo específicamente puede Pablo utilizar su conocimiento del fútbol para aumentar su capacidad de comunicar e influenciar? Fácil. Extrapolando del campo de juego al piso empresarial donde, como en el fútbol, triunfan los que a través del trabajo en equipo superan su debilidad y optimizan sus fortalezas.
Pablo puede extrapolar las técnicas, culturas e historias más efectivas e inspiradoras del ámbito futbolístico para comunicar una idea que lleve a determinada acción dentro de su organización. En otras palabras, puede utilizar el fútbol como metáfora para presentar su visión empresarial y conquistar con ella el apoyo de aquellos que demandan un liderazgo que empodere sus sueños.
El fútbol como ilustración puede ser bien efectivo para el comunicador por la gran popularidad que tiene ese deporte en la sociedad. Todo el mundo sabe algo de fútbol. Aunque no sea un fanático empedernido, la persona promedio sabe lo que significa un gol en el fútbol y por ende tal deporte puede servir como puente para difundir ideas y ejercer influencia.
Cabe señalar que el fútbol en sí mismo no es una herramienta de comunicación efectiva. Mas cobra un importante valor comunicacional cuando una persona con conocimiento y experiencia en el campo de juego lo invoca para verbalizar una idea e impactar con el ella el criterio de tal o cual audiencia. Dicho de otra forma, como establece la máxima, “si la vida del que comunica no es una representación fidedigna del mensaje, el mensaje, en sí mismo, no tiene vida”.
Más arriba dijimos que la rutina de entrenamiento debe ser estructurada de acuerdo a la necesidad, capacidad y aspiración de la persona. En lo que respecta a Pablo, su necesidad es comunicar mejor, su capacidad extracurricular es el fútbol y su aspiración es ocupar un mayor rol de liderazgo dentro de su organización. Por tanto, el esquema de entrenamiento de Pablo debe incluir la transformación de su conocimiento y experiencia en el fútbol en aplicaciones relevantes para mejorar el desempeño de su organización. Concomitantemente, a medida que Pablo aumenta su arsenal de ilustraciones, debe trabajar en desarrollar una técnica comunicacional que se case con su personalidad y le permita verbalizar las ilustraciones con confianza, autoridad, certeza y consistencia.
Las ilustraciones son cual municiones que requieren de un arma que las catapulte con el propósito de impactar un objetivo puntual. Hay personas que tienen mucha munición en su arsenal, pero no gozan de un arma adecuada para catapultarlas con suficiente poder para al público convencer. El objeto del entrenamiento de Pablo es dotarlo tanto de la munición como del arma para que salga vencedor en la trinchera de la comunicación. En este caso, el arma es su voz mientras que la munición es su conocimiento e imaginación.
Para que Pablo pueda desarrollar y emplear el arma que le permitirá conquistar el escaño deseado, debe entrenarse a través de un circuito de ejercicios conformado de series y repeticiones. En entrenamiento físico de levantamiento de pesas, si el objetivo es ganar masa muscular la norma es hacer tres o cuatro series de pocas repeticiones por serie, levantando un peso que rete al músculo significativamente. En cambio, si la meta es definir la musculatura y aumentar el nivel de resistencia, la norma es hacer tres o cuatro series de muchas repeticiones por serie, levantando un peso relativamente liviano.
Extrapolando estos parámetros para el entrenamiento físico al diseño de la rutina de entrenamiento profesional de Pablo Román, podríamos incluir ejercicios como lectura, escritura en silencio y en alta voz, memorización y actuación. Así como el entrenamiento de levantamiento de pesas, estos ejercicios han de realizarse en series y repeticiones. Por ejemplo, la lectura se puede estructurar en tres series de treinta minutos en la mañana, tarde y noche por una semana. El contenido a leerse será el mismo por toda una semana. Leer el mismo contenido varias veces al día por una semana hace el efecto que hacen en el músculo las repeticiones en el entrenamiento de levantamiento de pesas. La única diferencia es que, a través de la lectura, Pablo estará levantando palabras, ideas, definiciones, argumentos y conceptos. El efecto de estos levantamientos repetitivos y seriados será que, al cabo de un tiempo, Pablo Román tendrá una mayor capacidad de razonamiento, articulación y composición en lo que atañe a la comunicación verbal. Y, como consecuencia de ello, tendrá una mayor capacidad de organizar, influenciar y liderar en torno a una causa puntual de carácter trascendental.
Lo importante no es solo el ejercicio como tal, sino también la técnica con que se realiza. Por eso es preciso observar y estudiar el estilo que emplean otros individuos que han logrado cierto grado de éxito en el desempeño de tal o cual ejercicio. Observarlos y estudiarlos no para copiarlos meramente. Pero sí para utilizar su experiencia como materia prima en la creación de nuestra propia marca o estilo. De hecho, como dijo Isaac Newton, los que crean cosas extraordinarias están, “parados sobre los hombros de gigantes”. Parémonos, pues, sobre los hombros de aquellos que han entrenado y el éxito alcanzado. Hagámoslo asumiendo el reto de superarlos. Esto no para vanagloriarnos, sino para honrar y emular el legado de los que el precio han pagado y el premio, con esfuerzo y entrenamiento, han conquistado.